Las políticas participativas en nuestro caso (Instituto de
Control de la
Alimentación y Bromatología) se reducen a dos grandes
principios de gestión a los cuales adherimos incondicionalmente, horizontalidad
e intersectorialidad.
Este esquema estratégico de gestión se eligió por
convicciones ideológicas que responden a la idea de gobierno abierto y
horizontalidad participativa en las decisiones de los organismos oficiales.
Respecto al concepto de horizontalidad, este requiere de un
tiempo deliberativo fundamental que en un sistema vertical típico no se utiliza
y por ende se podría pensar que esa fase de debate demora las decisiones, pero si
bien este planteo tiene una obvia razonabilidad, nosotros creemos que mucho más
determinantes son los tiempos de implementación de esas políticas públicas, y nos
atrevemos a asegurar que esos tiempos de discusión no solo no representan “tiempo
perdido”, sino que por el contrario es la base para acortar los procesos posteriores.
En este sentido también es razonable deducir que cuando las propuestas vienen
del seno de las mismas personas encargadas de implementarlas, cuando las dudas
sobre su aplicabilidad han sido resueltas por ellos mismos y cuando la
importancia y priorización de tales propuestas han sido fijadas por el
conjunto, los tiempos para llevar a cabo dichas políticas no solo se acortan
definitivamente sino que adquieren una lógica eficiencia operativa, devenida de
la apropiación individual y grupal de la medida resolutiva elegida.
En cuanto a la intersectorialidad hay que decir que es menos
discutida como concepto aunque muchas veces se utiliza declamativamente pero
sin mucha predisposición para compartir decisiones con otros actores. En
nuestro caso, el convencimiento sobre su importancia no solo viene dado por
conceptualizaciones teóricas previas sino que también por la misma necesidad de
resolver problemáticas complejas que mal puede intentarse abarcar
unilateralmente.
Horizontalidad.
Las políticas desarrolladas bajo este paradigma de gestión
participativa han sido en su mayoría informales, con la idea de su
naturalización. Para ello se convocaron asambleas con el personal del Instituto
con propósitos variados, en donde no faltó la cuestión reinvidicativa pero también
se trataron temas relacionados al andamiaje administrativo y técnico en sí
mismo, o propuestas relacionadas con capacitaciones e inclusive a estrategias
de imagen ante el sector productivo y la sociedad en general.
Otro ejemplo de políticas horizontales son las asambleas
resolutivas con municipios, en donde se convoca a los responsables de las áreas
de bromatología de todas las localidades de la provincia y se discute a temario
abierto desde la fundamentación hasta la
estrategia de implementación de cada una de las propuestas presentadas.
Cabe aclarar que estas asambleas tienen carácter resolutivo y soberano, y el
ICAB toma como política propia lo que aquí se decide por consenso.
Intersectorialidad.
El mejor ejemplo de políticas intersectoriales impulsadas
desde el ICAB es la mesa intersectorial provincial de la alimentación en donde
participaron, en varias instancias realizadas en distintos puntos de la
provincia, diversos estamentos que pudieron abordar problemáticas comunes que
los atraviesan con disímiles ángulos y que por lo tanto provocan visiones y
priorizaciones diferentes ante cada uno de estos problemas. La amplitud de
participantes muchas veces dificulta la operatividad en las posibles soluciones
pero al mismo tiempo brinda una mirada integral que minimiza las sorpresas
posteriores.
Para que se tenga una idea de cuan amplia es la convocatoria
basta con mencionar los organismos que han participado: ICAB, SENASA, INTI,
INTA, Dirección General de Fiscalizaciones y Defensa del Consumidor del Ministerio
de la Producción ,
Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, Secretaría
de Salud (área nutrición, municipios saludables y enfermedades no trasmisibles)
del Ministerio de Salud, Subsecretaría de Agricultura Familiar del ministerio
de Agricultura de Nación, Colegio de Profesionales (veterinarios, ingenieros
especialistas, bioquímicos), Unidades académicas universitarias (ingeniería en
alimentos, bromatología, nutrición, agronomía), Organismos no gubernamentales
(ACELA, ACER, PAS) y productores independientes.
En este marco tan multisectorial es lógico dudar del poder
resolutivo de estas mesas de trabajo, sin embargo las problemáticas que se han
tratado han pasado a formar parte obligada de los temarios de espacios de
discusión más pequeños, así como también se ha logrado que toda política que se
desarrolle desde cualquier sector no ignore las implicancias que puede causar
en otro, lo que representa una nueva dinámica de pensar programas y normativas
con visiones más integrales de parte de cada uno de los que han participado en
esta experiencia.
Otra instancia de Intersectorialidad propulsada desde
nuestro instituto es la mesa de gestión local para la economía social y
solidaria en Concordia, con participación de ICAB, CAFESG, INTA, Desarrollo
Social municipal, Bromatología municipal, UNER y Subsecretaría de Agricultura
Familiar. Esta otra experiencia ha obtenido impactantes resultados en cuanto a
estímulo productivo y capacitaciones.
Todo lo que se ha podido perder al aplicar este tipo de
políticas participativas queda ampliamente justificado cuando se visualizan los
logros respecto a transparencia,
confianza mutua, eficiencia y mayor compromiso. El tiempo dirá. Otros
evaluarán.