sábado, 9 de abril de 2016

Parole, parole, parole

Sabiendo que este aporte es sólo "palabras" lo hago igual, porque al fin y al cabo también es mi declaración.

Angustia que inmediatamente después es bronca. En paralelo una inflación muy poco saludable de ansiedades que indefectiblemente recaen en frustraciones por la falta de estrategias validadas previamente para superarlas.
Entonces fue momento de culpas y no nos alcanzó con la estrategia de poderes ocultos, ni con la voluntad expresa del imperio, ni con las faltas de responsabilidades patrias de sufragantes desprevenidos. Entonces fuimos por nosotros mismos, pero no con los representantes de "nosotros", sino que literalmente por "nosotros".
Qué tan largo será el camino hacia la implosión? Será útil recorrerlo?
Y en los oídos de los angustiados todo parece sonar correcto. "Rescatemos el debate para lograr consenso conceptual" o "Acá ya no hay tiempo para debates, tomemos las calles y las plazas", parecen afirmaciones válidas en el mismo tiempo y espacio. Así las cosas (y hablando de implosión) pareciera que estamos compartiendo un espacio en donde pacientes y apresurados se pelean para encender la mecha.
Pues bien, me niego rotundamente a esta encrucijada, Me niego a resitir desconfiando y estigmatizando, porque no necesitamos inventar diferencias que definan colores o rostros en la estúpida carrera por el más apto, porque no necesitamos a "nosotros" como una expresión minimizada de reserva moral, ideológica o política del "todos", creo que necesitamos del "todos" con el tremendo desafío de construcción que ello implica.

Diriía la canción italiana 
Che cosa sei. Parole, parole, parole, parole, parole, soltanto parole, parole tra noi.

Palabras, son sólo palabras entre nosotros.

Ya lo se, nada nuevo, pero es lo que tengo para dar.